Foto Almudena Sanz |
Hubo una vez un hombre sabio en un pequeño pueblo de la vieja Castilla. Su bondad y conocimientos despertaban la envidia de mucha gente. Un día, unos vecinos urdieron un plan para engañarle. Atraparían a un pájaro vivo e irían a visitar al hombre sabio. Uno de ellos sostendría el pájaro detrás de la espalda y le preguntaría:
«Hombre sabio, ¿el pájaro está vivo o muerto? »
Si el hombre sabio respondía que estaba vivo, el vecino aplastaría rápidamente al pájaro y diría: «No, está muerto».
Si el hombre sabio decía: «El pájaro está muerto», el hombre le enseñaría el pájaro con vida.
Consiguieron los vecinos que el hombre sabio los recibiera.
El que sostenía al pájaro le preguntó: «Hombre sabio, ¿el pájaro está vivo o muerto?»
El hombre sabio permaneció en silencio durante unos instantes. Después se agachó hasta que quedó a la misma altura que el chico y le dijo: «La vida que sostienes está en tus manos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario