Qué difícil es ver desde el interior de la roca que el cielo azul existe pese a que
suenen las nubes que se rompen al chocar contra el petril que separa el precipicio de la altura.
Aún así, tras la nube, el sol acabará por brillar.
Ajena a todo, la cascada, que se hace miseria, se rompe en pedazos al chocar contra la piedra.
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