lunes, 16 de agosto de 2010

Del pasado y del presente

He buscado entre mis papeles más viejos algunas de aquellas cosas que escribí cuando creía que sabía escribir.
Esto es del año 1999


DULCE ENGAÑO


Me tienes delante.
Desnudo, sin ropajes,
Como esas cruces de madera
que cuelgan de un hilo fino.

Sin ropajes, sin vestiduras
que oculten nada.
Todo sincero.

Nunca he querido ver
el sol de enero
que hace felices las mañanas.

Nunca he querido ver
el sol de febrero,
abrigaño del cierzo.

Ni el sol de marzo,
que preludia los buenos tiempos.

El sol de abril, traicionero,
me engañó con su calor
robado a los dioses del trópico.

El de mayo, sol de rayos oblícuos
sobre mis líneas rectas me hiere
al mirarlo.
Y que se oculta por miedo
a ver visto.

Sol de junio, verano en ciernes,
hace que me encierre
en mi caverna oscura
donde va fraguándose
mi locura.

Sol de medio año,
sol de año entero.

Luego multiplicas por dos
e inviertes tus posiciones
en pos de llegar al fin
de tus estaciones,
tempoales,
vacías de gente
y llenas de metáforas
desagradecidas
y malolientes.

No sé mirarte sol de luz
cegadora.
Por esa prefiero a la Luna.
Que, pese a ser ladrona,
vela en mis desvelos.
Que, aunque me hurte los sueños,
me presta una luz,
irreal, robada.

Te prefiero, luna llena,
al sol sincero.
El sol ciega, mis ojos,
ya ciegos, vanamente
prefiero luna, que tu me engañes
dulcemente.

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